En esta ocasión decidí probar una focal de 24mm para toda sesión y el resultado me resultó mucho más satisfactorio, pero el peso definitivamente era un factor muy importante. No sólo me provoca cansancio cargar con una lente pesada, también limita mi comodidad y mi capacidad de disparar con soltura. A la larga he optado por sacrificar calidad de la lente por hacer la jornada más llevadera.

Por estas fechas ya estaba completamente inmerso en la planificación del viaje a Japón de finales de ese mismo año, así que casi todo lo que veía me hacía divagar sobre si lo vería también en Shiubuya, o en Akihabara… Espero que no se me notara mucho el despiste. Por suerte en esta ocasión volvía a acompañar con la iluminación Ceci Hernández, que es mucho más simpática que yo, habla con todo el mundo, y ya entiende bastante bien cómo me gusta la luz para mis fotos.

A pesar de la paliza de la anterior Japan Weekend, en la que al acabar en IFEMA me pegué una ducha y me fui a Huertas a pinchar hasta las 3 de la mañana, parece que no aprendo, y en esta ocasión empalmé la sesión de andar y hacer fotos sin parar con ir por primera vez a una fiesta de Delirium. Esto que podría ser una anécdota sin más, acabó siendo bastante significativo, y ahora soy habitualmente el fotógrafo de estas fiestas.