¡Qué experiencia más rara fue la primera Japan Weekend tras la pandemia! Había una sensación de vacío, de zombie, que era un poco en lo que todos nos habíamos convertido tras vivir confinados. Se notaba que todo el mundo tenía unas ganas tremendas de estar en las jornadas, que todavía teníamos el gusanillo de si deberíamos estar celebrando cosas, y no dejaba de ser un fastidio que las mascarillas «estropearan» los cosplays de la gente. Muchos optaron por salir al aire libre para hacer sus fotos, y poder prescindir de ellas, pero de nuevo me pudo el querer transmitir la realidad de la feria, y no me arrepiento.

Por suerte esta sería la única edición en la que las mascarillas seguían siendo obligatorias, así que esta galería es como un pequeño paréntesis de un mundo que se nos hace cada vez más lejano, pero que nos marcó profundamente.